• 16 de octubre de 2025 03:59

“Un pacto entre los tirios, los troyanos y la desconcertada comunidad balear”.

Oct 16, 2025

“¿Merecemos los ciudadanos de Baleares una clase política que dedique gran parte del debate parlamentario a aumentar el impuesto medioambiental como si esa fuera nuestra mayor preocupación?

Si buscan, como dicen algunos, “ser parte de la solución”, respondiendo a las necesidades y preocupaciones reales de los ciudadanos, se centrarán en resolver los problemas históricos del difícil acceso a la vivienda, la imposibilidad de la emancipación de los jóvenes, resolver el problema de la movilidad, reducir las listas de espera en el sistema sanitario, mejorar las interesantes conclusiones del informe Pisa y proporcionar una educación que contribuya poderosamente a formar a los ciudadanos del futuro, a reducir la pobreza. La inseguridad de los ciudadanos y la creación de nuevas infraestructuras en las que la administración pública no se considere una carga sino más bien una herramienta facilitadora al servicio de los ciudadanos deberían ser, entre otras cosas, cuestiones que habría que abordar.

Todo lo demás son sólo cortinas de humo y escenario de titulares en la prensa y en las cuentas X, demostrando una vez más la distancia que separa el debate político de la realidad social de la calle. ¿El incremento de la ciencia, la tecnología y la innovación será discutido como un tema capitalista, impulsado por quien no se atrevió a hacerlo cuando estaba en el gobierno y ahora lo considera imprescindible cuando está en la oposición? ¿Lo ven también así aquellos que no lo han considerado en su programa político y han virado en su ideología liberal?

Los propietarios de hoteles en Mallorca dicen:

Maria José Aguilo, Vicepresidenta Ejecutiva de la Asociación Empresarial Hotelera de Mallorca. Fuente: FEHM.

Podemos discutir este asunto en las mesas del Tratado, como un espacio de diálogo creado para abordar la hoja de ruta de transformación de la región de Baleares, pero, francamente, no es ni una prioridad ni una medida importante.

No mejorará en lo más mínimo las preocupaciones de los ciudadanos. No supone ningún paso adelante en la transformación económica de la región balear. No contribuirá a la gestión de ningún flujo turístico.

Los que se verán afectados sin duda serán los de muchos eslabones de la cadena de valor –restaurantes, actividades de ocio, comercio, etc.– que verán disminuir en sus negocios el gasto de los turistas que se alojan en la oferta organizada, incluso cuando sus euros aumentan las arcas de la región al extraerlos de la economía productiva.

Lo cierto con respecto al impuesto inteligente es que, al final, la clase política, en lugar de demostrar su eficacia para que se perciba el destino de lo que obtiene de este impuesto, se involucra en luchas políticas para distraer a la opinión pública de lo que reveló un reciente informe de la Oficina de Auditoría: la incapacidad de gestionar eficazmente los fondos recaudados.

Desde 2016, de 698,7 millones de euros, solo se han ejecutado íntegramente 59 millones de euros. Además, ha destacado que falta verificación documental de 160 millones de euros y que muchos de los proyectos «se deben a trámites rutinarios y no son proyectos transformacionales compatibles con fines fiscales».

Visto este panorama, como podéis ver, lo urgente para tirios y troyanos es aumentar el impuesto medioambiental”.